
Durante el presente año el cliente (X) ha hecho un esfuerzo descomunal manteniendo la inversión en marketing, por lo que su imagen de marca ha seguido estando presente en el mercado. A su favor ha obrado que la competencia, incluso las multinacionales de su entorno, han reducido drásticamente sus presupuestos; la consecuencia ha sido de lo más buena para el cliente (X).
El resultado de su buena gestión le ha permitido, con el mismo presupuesto que destinaba cada año, alcanzar un alto grado de NOTORIEDAD, a sus clientes les ha generado un grado de CONFIANZA enorme, demostrando que la empresa estaba en condiciones de afrontar los retos del futuro, invirtiendo en lo mejor de su compañía, su “MARCA”. Todo ello le ha aportado un alto VALOR, ya que también ha sumado la mejora constante en la atención y servicio a sus clientes.
El grado de satisfacción de mi cliente (X) contrasta con la desesperación de muchas marcas de su competencia. La fórmula ha sido esencial para incrementar el volumen de pedidos, en primer lugar porque se ha convertido en marca de REFERENCIA, gracias a la presencia constante en los medios de comunicación más adecuados a sus necesidades y, en segundo, porque algunas o muchas marcas rivales o bien no estaban en condiciones de suministrar o bien han echado el cierre.
Otro factor importante, según me contaba (X) ufanamente es el haber llegado al mismo punto en común y criterio con su director financiero. Los dos eran conscientes de que la única forma de conseguir mejores resultados y pedidos a pesar de la crisis era mantener su presencia en el mercado. Al contrario de lo que piensan muchos, no han gastado más, lo que realmente han hecho es INVERTIR mejor, han sabido mantener el grado de CONFIANZA que el mercado precisaba, pudiendo suministrar los pedidos que han ido llegando en el transcurso del presente ejercicio.
Me contaba mi cliente (X) que ha salvado los muebles, no ha tenido que hacer ningún ERE, ha mejorado la red comercial gracias a la gran oferta del mercado, ha podido mejorar los tiempos de entrega y, gracias a otras iniciativas emprendedoras, el futuro se le presenta lleno de posibilidades.
Como buen emprendedor ha sabido abrirse mercado donde antes era realmente oneroso, ha comenzado su expansión fuera de nuestras fronteras, incrementando el volumen de facturación de manera considerable, cambiando la tendencia o dependencia del mercado nacional. Su producto “Made in Spain” y su marca están marcando diferencias con respecto a las marcas asiáticas; sus procesos de producción y control de calidad han sido determinantes como VALOR de marca, además de hacer una apuesta por la Comunicación Corporativa que le recomendamos.
A todo ello se le suma su apuesta de futuro en la salida de la recesión. En sus propias palabras, “hace un año me dijiste que la solución era confiar en tus propias fuerzas, que lo importante era aguantar, apalancar y afianzarse para estar en primera línea de salida cuando se inicie la carrera, y ahora compruebo que tenías razón y agradezco tu consejo y colaboración”. Me acordé entonces de una frase de Philip Kotler: “La mejor publicidad es la que hacen los clientes satisfechos” y en este caso yo me siento doblemente satisfecho, primero porque hemos sido útiles a nuestro cliente y, segundo, porque si a nuestros clientes les va bien a nosotros también, es una cuestión de confianza mutua y de lealtad.
Para mí, una marca, la “MARCA”, es como un ser vivo. Alguien, en un momento clave de su vida, engendra una idea que más tarde ve la luz y se hace realidad; esta criatura, “la MARCA”, necesita cuidados, mimos, atención, hay que vestirla, alimentarla, educarla, formarla, buscarle buenas compañías, en resumen, lo mismo que hacemos con nuestros hijos, aunque en el caso de nuestra MARCA hay una diferencia sustancial, tiene que oler bien (metáfora: las empresas carentes de ética con sus proveedores huelen mal), debe ir siempre bien vestida, elegante, con andares seguros, con pasos firmes, conociendo el terreno que pisa, con humildad pero con conocimiento de causa. De su buen funcionamiento y de los cuidados que se le proporcionen depende nuestro futuro pues de ella vivimos, con ella nos realizamos como personas, como empresarios, como compañeros de trabajo. El futuro de muchas personas y, cómo no, de nuestra familia, dependerá de cómo apostemos y cuidemos nuestra marca.
Según Peter Drucker (1909 - 2005), “hacerse la pregunta ¿qué es lo correcto para la empresa?” no garantiza que las decisiones tomadas sean las adecuadas. Aun el ejecutivo más brillante es humano y por tanto propenso a cometer errores. Pero dejar de hacerse esa pregunta prácticamente garantiza la decisión equivocada.”
Por todo ello me alegra tanto el éxito de mis clientes (por cierto, la palabra cliente me gusta muy poco, por no decir nada, prefiero llamarles Partners) ya que cuando confían una campaña a mi agencia invierten un dinero muy importante a la espera de que su inversión dé sus frutos, y estos frutos son los éxitos, la superación de los obstáculos y la consolidación de sus marcas.
Me siento afortunado por tener un oficio donde las buenas maneras y la buena publicidad consiguen crear riqueza y confianza.
-- Publicado en el núm. 107 de Indicador de Economía, ene. 2010 --