Las cosas son como son y yo no pretendo cambiarlas, lo evidente es que a partir de ahora nada será igual y en el mundo de la empresa tendremos que aceptar los nuevos retos y las nuevas tendencias; en esencia, habrá que afrontar la situación actual y las perspectivas de futuro.
Hemos pasado de consumir compulsiva y alegremente a restringir nuestros gastos de una manera impensable hace escasos meses. El consumidor ha cambiado en un 100x100 el control de su economía, el gasto irracional se ha cambiado por la compra racional, a la ostentación le quedan dos días, parece que todo está girando a un ritmo trepidante.
Incluso en el mundo empresarial se constatan cambios importante. El más significativo es el control de costes y de gastos, mucha PYMES están anticipándose a los problemas de RR.HH. y de control de calidad de cada una de sus áreas de gestión.
Le reducción de plantillas en las PYMES continuará de manera constante, la caída de puestos de trabajo seguirá siendo la tónica y la externalización de servicios seguirá su escalada ascendente. Para muchos pequeños empresarios era impensable contar dentro de su estructura con departamentos de marketing, de comunicación o de asesoría de imagen de marca, ya que los costes de contratación y mantenimiento de este tipo de profesionales era y es casi imposible de abordar; a ello hay que añadirle que muchos de estos profesionales siempre aspiran a trabajar en grandes empresas de grandes ciudades, por cuestión de currículum y de crecimiento profesional y personal.
Casi todas estas carencias se han visto solucionadas con la externalización de estos servicios. Las ventajas competitivas han sido determinantes para la subsistencia y crecimiento de muchas empresas, la contención de costes y la eficacia de equipos externos expertos en materias y disciplinas empresariales ha sido de vital trascendencia para el crecimiento de muchas PYMES. Para muchos empresarios ha sido una válvula de escape saber que con un control de gastos racional se puede contar con una infraestructura profesional de alta cualificación por mucho menos de lo que le supondría tener que soportar en su empresa, con el beneficio de saber que las bajas laborales, el absentismo y la baja rentabilidad están fuera de su problemática diaria, así como las deducciones fiscales que ello le supone. A preguntas como “¿cuánto me cuesta crear un departamento de marketing?” “¿cuando tenga al equipo organizado y formado, se me irá el personal a otra empresa o a la competencia?” “¿tendré capacidad de contratar a los mejores profesionales de mi entorno?” “¿estaré atado de pies y manos por mi propio equipo?”, hay respuestas positivas y rentables con los gabinetes de expertos y servicios profesionales dirigidos por técnicos altamente cualificados. No es lo mismo tener un director de marketing que contar con un equipo de asesores las 24 horas del día los 7 días a la semana (24x7). Si se hacen bien los números podremos comparar y sacar conclusiones.
Lo evidente es que cada uno es profesional en lo suyo y difícilmente podemos contratar al mejor de cada área de negocio de la empresa, pero sí podemos contar con expertos independientes, profesionales en aportar conceptos y soluciones, equipos que constantemente están en el ojo del huracán y que conocen las tendencias del mercado. Para ello se preparan, dejando que el empresario haga lo que realmente sabe hacer: gestionar su empresa y crear riqueza.
Lo dicho, el ahorro aumentará, la desconfianza y el pánico durarán más que la crisis, las empresas que resistan habrán aprendido a salir con fuerza con equipos humanos y profesionales muy comprometidos con sus puestos de trabajo. Esto quiere decir que seremos más competitivos y productivos; por ello la tendencia será crecer pero no a costa de crear más puestos de trabajo, se crearán los precisos y necesarios, al igual que en los países líderes de Europa. Los empresarios del nuevo ciclo serán más ágiles en su toma decisiones, más formados, más eficientes y más arriesgados.
El mercado ha cambiado y cambiará mucho más; las reglas no serán las mismas, el consumo será más racional, la calidad imperará en beneficio de todos, las empresas serán más sólidas, sus empresarios estarán más y mejor formados, las marcas serán el eje de toda política empresarial… El consumidor ha aprendido a comprar más barato y más bueno, y es el auténtico dueño de las marcas. Los empresarios comprometidos no arriesgan ni ponen en peligro su marca, apuestan por la calidad y por el desarrollo, al igual que un padre hace con su hijo. Confiar en especialistas nos hace expertos en conocimiento y en buena gestión empresarial, ¿o acaso todo el mundo se ve capacitado para conducir un Fórmula 1?
-- Publicado en el núm. 104 de Indicador de Economía, oct. 09 --