lunes, 5 de octubre de 2009

LAS UNAS Y 'LAS OTRAS' MARCAS

Llevo en la publicidad demasiados años como para empezar a enumerarlos ahora. Los últimos 15 los he dedicado a la gestión y al diseño de estrategias de Comunicación Corporativa e Imagen de Marcas, y durante ellos he tenido la suerte y la oportunidad de trabajar con grandes, medianas y pequeñas empresas. Lo más apasionante es colaborar con las pequeñas y verlas crecer hasta convertirlas en marcas de referencia, por esto no voy a relataros mi experiencia ni a sermonearos con lo importante que es la marca hoy en día.

Escribir acerca del branding, la marca y sus atributos es una camino que muchos han seguido ya. Se han escrito un sinfín de artículos sobre este tema, a cuál el más interesante; muchos son auténticas obras de arte del marketing actual. Hay también cientos de libros y revistas que intentan explicar el éxito de las marcas, cada uno con su lugar y sentido; otros son auténticos manuales de inteligencia al alcance de todos.

Por todos son conocidas las tendencias que algunas marcas han creado a su alrededor, modas, formas, actitudes y conductas. Vivimos inmersos en un mundo de marcas, pero sólo de algunas marcas; son imágenes fuertes, potentes, están por todas partes, vivimos con ellas, nos alimentamos con ellas, nos refrescamos, nos vestimos, nos aseamos… para muchos, la vida sin marcas famosas no tiene sentido.

Pero, ¿hay vida detrás de todas estas marcas? Las “otras” marcas ¿dónde están, para que sirven? La respuesta está en cada uno de nosotros. Las “otras”, las que no tienen apenas presupuesto para publicitarse, las que dan trabajo a miles de personas, las que calladamente hacen de sus productos obras de arte, con índices de calidad muy por encima de las famosas. Marcas que sobreviven a la crisis con grandes dosis de inteligencia, aventura, arrojo, decisión, cariño y respeto por el consumidor, con cientos de miles de bocas que se alimentan diariamente gracias a sus productos.

En nuestro oficio quizá nos hemos olvidado demasiadas veces de “las otras”. No hemos sido justos, como son marcas pequeñas y pertenecen a empresas de escasa magnitud, ¿para qué vamos a perder el tiempo con ellas? La guerra está en conseguir una cuenta importante de una marca más importante, aunque para ello tengamos “casi” que perder dinero, pero eso sí, tenemos una gran marca y hasta nos creemos que somos importantes.

Las “otras”, las que llenan los lineales, las que resuelven los problemas económicos de miles de consumidores, están ahí, agazapadas, humilladas por los grandes distribuidores, explotadas por cada centímetro cuadrado de lineal, hastiadas de ver cómo las grandes se llevan los beneficios lejos de nuestras fronteras y soportando la crisis con entereza y coraje. Están aguardando el momento y el hueco para meterse de la mejor manera posible en nuestras mentes y convencernos a todos los que aún podemos consumir de que ellas también son buenas marcas, de que por favor las llevemos a nuestros hogares. A cambio se comprometen a seguir trabajando para mantener la economía de nuestro país.

Que fácil es sacar pecho y presumir de que la agencia -tal- ha ganado el primer “animalito” de oro con la gran marca X con el presupuesto más generoso y con los medios más sofisticados al alcance del -creata- de moda. A todos nos encanta estar en este lado de la publicidad, pero las cosas están cambiando demasiado rápido y los batacazos serán de aúpa para algunos de los famosos ídolos del mundillo. Dios nos coja confesados como las cosas sigan por el camino en que nos han metido… me encantaría que se hiciera un premio para la marca que más ha crecido con el presupuesto más ajustado, se debería premiar a las agencias por el éxito de ventas de sus clientes en lugar de otorgar el premio al show de los famosos.

Las “otras” no tienen grandes ejecutivos, tienen grandes emprendedores, muchas horas de coche y muchos puestos de trabajo y familias que mantener. Ahora se habla de la guerra de las marcas, las famosas contra las blancas, mientras de todo ello se benefician cuatro, pero creo que lo mejor sería que dejáramos de jugar con estas tonterías y entre todos mejorar nuestra propia marca. Nosotros somos los consumidores finales, hasta de “las otras”, y somos los auténticos propietarios de las marcas, por ello como publicitarios hagámonos un favor, pongamos el mismo cariño, celo y profesionalidad en hacer Branding de verdad para todos nuestros clientes, con honestidad y lealtad, porque de ellos vivimos y con ellos crecemos. Con ellos y por todas sus marcas, bienvenidos al nuevo curso.

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