viernes, 28 de enero de 2011

Chulos, macarras, proxenetas y medios de comunicación

No soy un puritano, reconozco que me gustan muchas cosas que me rodean cada día, la seducción forma parte de mi oficio. Lo confieso soy PUBLICITARIO, incluso mi madre sabía que me dedicaba a este oficio. Y digo esto porque para algunos de mi oficio es motivo de mofa, hay quién se a atrevido a escribir algo como “No le digas a mi madre que soy publicitario”… se tiene que tener poca dignidad para hacer coñas de esta índole.

Y hablando de dignidad, hagámoslo en mayúsculas “DIGNIDAD” y pongámosle moralidad, ética y porqué no piedad.

Quiero hablar o mejor dicho escribir y denunciar a los proxenetas, a los macarras, a los tratantes de blancas, a los maltratadores y en este saco de porquería a todos aquellos medios de comunicación que contribuyen a que el mercado de la prostitución y de la esclavitud siga en aumento.

Leo en algún que otro periódico las denuncias sobre el tema y me horroriza pensar en los cientos o miles de padres destrozados por la desaparición de sus hijos, algunos y algunas caídos en las redes más execrables y repugnantes de la sociedad. Se me encoge el corazón de pensar en los llantos, la impotencia, las humillaciones, los abusos, todo ello no son más que torturas y, no nos engañemos, el ciudadano que paga por los servicios de una de estas criaturas no deja de ser un torturador y un maltratador.

Claro que 40.000.000 de euros que se facturan por los anuncios en estos medios colaboradores de la prostitución y de las mafias son más importantes que la humillación que reciben estas personas.

Se las llaman esclavas del sexo, yo las llamo esclavas del sistema, de ellas viven no sólo los macarras, los mafiosos y los medios de comunicación, también el sistema financiero, algún que otro policía indigno de pertenecer a tan digno cuerpo, y sin olvidarme de algún que otro personaje del sistema judicial.

Lo peor es que el problema no sólo es en España, abarca todo el mundo, pero a mi me duele, como no, lo que tengo más cerca y es que en mi ciudad esto es el pan de cada día. Se ha convertido en una costumbre, la gente lee la prensa y encuentra natural este tipo de reclamos (no les quiero llamar anuncios por respeto a mi oficio), la televisión cada día denuncia un caso de violencia, abusos, tráfico y, por otro lado, algunos titulares de la prensa diaria publican artículos muy sensacionalistas de “A caído una red de traficantes y de trata de blancas, con un total de tantos detenidos y un número de chicas de otros países”. Pues se da la paradoja de que este mismo periódico pone reclamos de prostitución.

Hace un montón de años que oigo decir que el gobierno de turno piensa tomar medidas sobre el tema, que es una lacra y no sé cuantas palabrejas que quedan muy bien de cara a la galería y a la masa. Me pregunto ¿qué interés tiene que haber para permitir que las mafias, los medios y otros elementos o personas sigan como si nada pasara?

Un amigo muy metido en estos lares y conocedor de todos los entresijos del sistema, me decía lo siguiente: “Mira chaval, aquí se mueve mucha pela, demasiado dinero, mucha gente pringada, de abajo a arriba, muchos favores y mucho fariseo, los hay que presumen de una cosa y luego me los encuentro en los garitos y burdeles más insospechados”.

Lo cierto es que de alguna manera la publicidad es cómplice de lo que sucede. Para acabar se me ocurre hacerme una pregunta: en el caso y Dios no lo quiera que a uno de estos gerifaltes le secuestraran a un hijo o hija para ser explotados por las mafias ¿cómo actuarían? No quiero ni imaginármelo. Dios quiera que nunca suceda, pero ¿retirarían los reclamos sexuales? No sé, no sé, ¿la pela lo puede todo?

No hay comentarios:

Publicar un comentario